Nunca había pensado que podría vivir tantas experiencias aparte de las mías, que enriquecerían tanto mi paso por este lugar llamado mundo. Porque al final, cada persona, cada historia que conoces, deja una huella en ti y supongo que del mismo modo también tu dejas algo en ellas.
Ya he hablado en alguna otra ocasión de la generalidad de la que se vale la Psicología, a partir del cual, se extraen conclusiones , lo que permite establecer un modelo. Como en el caso de la indefensión, donde experimentos de laboratorio han demostrado que , cuando alguien determina su incapacidad para enfrentarse a algo o a alguien, se somete a la fuerza superior.
Laura es pequeña y menuda, nunca se podría adivinar su edad. Llegó demacrada, fuertemente medicada, con multitud de sintomatología. Temblor en las manos, eczemas en la piel, descamación, bruxismo………….
Cuando la vi por primera vez me impresionó su estado, temblaba como una hoja y se expresaba con dificultad. Estaba de baja desde hacía un mes aproximadamente. Su historia parecía tan increíble, que hoy todavía no puedo entender como a alguien se le puede hacer una cosa así.
Trabajaba desde hacía varios años en la misma empresa. No era un gran empleo, pero le permitía llevar una vida cómoda, ya que aún vivía con sus padres. Estaba fija y eso le daba cierta tranquilidad. Es una chica tímida en principio, necesita confianza para abrirse, pero cuando lo hace, es alegre y dicharachera, de esa gente en la que se puede confiar y te gusta conversar.
Sin embargo en el trabajo, todo era bien distinto. Apenas hablaba o muy bajito, siempre apartada en un rincón, a menudo sola. Los trabajos mas duros eran para ella, también, la mandaban para el almacén para que no pudiera relacionarse.
Sus compañeros, conscientes de la situación, tenían buen cuidado en no acercarse a ella, sólo se dirigían en contadas ocasiones , siempre relacionado con algún tema laboral.
Eso sí, al cometer cualquier error, era amonestada con dureza, de tal modo, que una vez, fue arrinconada en una esquina, diciéndole cosas terribles. Incapaz de soportar aquella situación, cayó al suelo desmayada, con tal mala fortuna que además se golpeó la cabeza contra una estantería, por lo que tuvieron que llamar a una ambulancia.
Lejos de terminar……, continuaron los problemas. Humillaciones, menoscabo de sus capacidades y más…que no merece la pena contar.
La conclusión parecía ser, que querían que se fuera, pero para evitar la indemnización, esperaban que no aguantara la presión y se marchara.
Intentar un enfrentamiento, no parecía una buena opción, tampoco se sentía capaz, puesto que temía las represalias y no se sentía con fuerzas. Así que al darle la baja, fue una liberación para ella. Aun así, no comía (llego a pesar 40 kg.), no dormía, se despertaba sobresaltada….y la sola idea de tener que volver o pasar por delante del establecimiento le producía un ataque de ansiedad.
Empezamos hablando, sólo eso, necesitaba descargar tanta pena, rabia e impotencia por lo que sucedía. No entendía como alguien podía hacer eso únicamente por un propósito: «un despido»
Se consideraba buena gente, ni mejor ni peor, intentaba cumplir con su trabajo, aunque había perdido por el camino la ilusión y el gusto por lo que hacía. No sabía como iba a poder enfrentar tal situación.
Ya que contábamos con la baja, íbamos a aprovechar.
Ensayamos técnicas de relajación y autohipnosis. Resultó un gran descubrimiento para ella, lo consiguió con gran facilidad en poco tiempo de entrenamiento. Eso ayudaba en sus momentos de ansiedad y de mayor estrés, también cuando los flashbacks de lo ocurrido volvían de manera insistente.
Otro logro consistió en anticiparse a los desmayos, reconociendo los síntomas y aplicando técnicas como el control de la respiración y la contracción voluntaria de los músculos.
Buscamos algo que entretuviera sus manos en momentos de nerviosismo o simplemente viendo la tela. Fue genial, pues aprendió a hacer pulseras con gomitas….y todos llevábamos pulseras de Laura en diferentes colores y versiones.
Recuperó su gran afición, bailar. No hay salsa, bachata o merengue que se le resista.
Otro de sus desvelos, era «su pisito», como le llamaba. Comenzó a redecorarlo, ponerlo a su gusto y pensó en la posibilidad de independizarse. Se encontraba cómoda con sus padres, pero estaba animada con la idea de vivir sola.
Con todo estoy y la medicación, mejoró bastante. Pero el problema seguía estando ahí. Una de las primeras ideas que Laura tuvo bastante clara, fue que no iba a dejar su trabajo hasta que ella quisiera. Se iba a marchar, estaba claro, pero justo en el momento que lo decidiera. Quedé impresionada.
Así que, nos pusimos a ello. Estábamos de acuerdo, que lo que hasta ahora había hecho a nivel laboral, no funcionaba. Una actitud pasiva, que tan solo había producido rabia, desesperación, no era lo más adecuado. Había que hacer cambios.
Y los hizo. Fue recuperando la confianza poco a poco, empezó a creer en sus habilidades y cualidades. Aprendió a ser asertiva, a pesar de sus miedos, a deshacerse de complejos, a pensar que era y es igual que los demás. Que a veces callarse, no es la mejor respuesta, que debemos respetarnos y hacer que nos respeten. Que las ideas deben ser consistentes, razonada y explicadas. Que expresar los sentimientos no es un signo de debilidad, sino de franqueza. Que podemos encontrar gente de distinto pelaje, que habrá que querer unas veces, sortear otras y en ocasiones enfrentar. Y que ninguna persona tiene derecho a infravalorar a otra.
A los siete meses, se reincorporó a su puesto de trabajo. Era el reto para el que se había estado preparando como era su deseo. En ocasiones, tuvimos que hacer role-playing, para imaginar su entrada….aunque la teoría estaba aprendida y practicada en otros ambientes, la idea de verse en la puerta la paralizaba.
Aun así, lo consiguió. De tal modo, que automáticamente se sintió reforzada, contenta con sus progresos y por primera vez, igual a los demás.
En cuestión de un mes, cesó gran parte del hostigamiento, también fue importante su cambio de actitud ante el problema, y aunque no era el mejor de los ambientes, consiguió ser respetada y valorada por su trabajo. Sigue pensando en marcharse, pero está esperando su momento. El que ella decida.
A fecha de hoy, Laura me sigue sorprendiendo. Un día comentábamos algún tema de salud, y me decía que tenía fobia a la sangre y a las agujas, debido en buena parte a haber sido una niña enfermiza en sus primeros años. Bueno, podemos intentar eliminarlo, le dije. Y es lo que tiene la gente fantástica y maravillosa, rápidamente dijo que sí.
Empezamos hablando del origen del problema, luego vimos fotos y vídeos que respecto al tema. De taparse la cara, pasó a interesarse por los tratamientos y procedimientos, yo me reía con ella.
El último paso era la exposición en vivo, pensaba la forma de hacerlo juntas, habitualmente tenía caídas de la presión sanguínea y se desmayaba.
A la semana siguiente cual fue mi sorpresa. Había ido con su madre a hacer unas curas, que estuvo tranquila, sin síntomas y que para las siguientes ya no necesitaría ir al ambulatorio, pues ella podía hacer sin problemas las curas en casa. Por cierto, había decidido hacerse la acupuntura……..por no sé qué problema. Laura es así, increíble.
El otro día cruzaba por la carretera y alguien empezó a pitarme. Al girarme alguien grito mi nombre desde un coche. Allí estaba Laura con su gran sonrisa. Me quedo con eso.
Trabajos realizados:
- Reestructuración cognitiva
- Autocuidado
- Métodos de relajación
- Role-playing
- Exposición